martes, 10 de junio de 2008

Transformaciones y desafios



Hace 15 años aún estaba cursando el bachillerato, recuerdo muy bien como los trabajos los realizaba en maquina de escribir y que la principal biblioteca de Bogotá (Luis Angel Arango), o los 15 tomos de las enciclopedias que mis padres compraron, eran las únicas fuentes de información especializada sobre algún tema en particular. Luego, apareció la Enciclopedia Encarta, ¡tremendo paso! integró la información de las bibliotecas y enciclopedias con recursos multimedia que con la aparición de Windows 95 pude ver directamente en mi computador, a pesar que simplificó y aceleró notablemente la búsqueda de temas especializados, también trajo consigo una notable disminución en la comprensión de los temas investigados, apareció el popular “copy and paste” lo que obligó a muchos profesores a “actualizarse” con el fin de evitar este facilismo escolar que hoy en día sigue tan vigente.
El Walkman® amarillo gigante con cassette era mi compañero fiel, el teléfono celular era algo que estaba causando furor en los llamados países centrales, y me sorprendía porque tal tipo de comunicación solo se veía en las películas de ficción. Ya de por sí el teléfono inalámbrico era un anhelo, porque en la juventud el teléfono era algo vital para la comunicación, casi a toda hora estaba utilizándolo. Eran lujos para la época, hoy en día son artículos de primera necesidad si les agregamos la capacidad de transportar gran información y lo mejor de todo en un solo aparato: Música, radio, teléfono, cámara fotográfica y de video. Hace 10 años tenia un aparato para cada función.
Otro importante avance tecnológico que marco mi vida fueron los videojuegos y su trepidante evolución, tan es así que a pesar de que tengo 27 años, me quede en aquellos dispositivos en que solo era necesario utilizar el pulgar de mi mano izquierda y máximo 2 dedos de mi mano derecha, hoy en día es realmente difícil adaptarme a la gran cantidad de botones que tienen estos juegos, aunque ya no me interesa hacerlo.
En cuanto al uso de la computadora me considero un niño precoz porque a los 10 años ya comprendía algunos comandos del DOS, la aparición de las ventanas en Windows 3.1 fue un total asombro, aunque hoy en día cada vez me sigo asombrando ante la aparición de algo más avanzado en cuanto a informática se refiere.
El primer contacto con el Internet fue con fines “sociales”, y entre comillas porque socializar de esta forma es un concepto que tiene validez únicamente en la sociedad de la información. Hoy en día a través del Internet estudio, trabajo, realizó transacciones bancarias, interactúo con mis familiares y amigos, solicitó citas médicas, etc. Son tantas las cosas que se pueden hacer hoy por Internet que la lista tomaría las 1200 palabras mínimas de la actividad.
Profesionalmente no puedo catalogar algo como incorporado a mi quehacer diario, ya que me desempeño como docente hace no menos de 3 años, sin embargo, la masificación del uso del correo electrónico como principal herramienta para intercambiar información, realmente acelero mi forma de interactuar como persona, como estudiante, como docente, como empleado con mi entorno y mi realidad.
Considero que la influencia de estas tecnologías tiene tanto aspectos positivos como negativos y tanto para la sociedad como para mi, pero los negativos se desprenden de la idea arraigada de que dependemos de los avances y no, como debería ser, que son útiles herramientas para mejorar y optimizar los procesos. Y no se hasta que punto, estos aspectos negativos tienen que ver con la concepción de deshumanización y despersonalización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Si bien como dije anteriormente, la sociedad concebida en esta era de la información, y que toma como base la teoría de la información en la que existe el emisor, un receptor, un canal y un código, utiliza los nuevos medios de comunicación como canal para la interacción entre los individuos de la sociedad que la componen; por consiguiente hablar de el hecho de la alienación del individuo por cuenta de las nuevas tecnologías es un concepto bastante vetusto y retrogrado emitido por aquellos que se resisten al cambio, o bien porque no quieren o porque no les interesa (como mi caso con los nuevos videojuegos, y no por ello voy a descalificarlos y tildarlos de deshumanizados).
Esta nueva sociedad de la información concebida en el principio de igualdad y libertad que Masuda explica en Computopia (1966) no me parece que hoy en día sea tan utópica aplicada al campo de la educación, siempre y cuando el docente se quite la concepción de maestro del siglo XIX en la que el era la única fuente de información y por tanto el dueño de la verdad y en la que el alumno nunca podía igualarse al maestro y únicamente podía expresar lo que le era permitido o instruido nunca más allá. Ahora el docente debe aprender a utilizar las herramientas que le ofrece la sociedad de la información para no dejar dormir el espíritu innovador, curioso, investigativo con el cada ser humano nace. Ahora bien, no se debe buscar la formación de un hombre que sea experto en tecnología, se debe propender por la búsqueda de un hombre activo con capacidad de resolver problemas tanto lógicos como aquellos inherentes al ser humano, con adaptabilidad al cambio y las transformaciones propias del avance tecnológico, científico y humano. Por ello, si no queremos que las nuevas tecnologías sean tratadas como deshumanizadas, alienantes o despersonalizadas, debemos los educadores empezar por no hacerlo con la educación y como lo expone Edgar Morin existen saberes que son fundamentales para la construcción de sociedad sin importar su motor en este caso la información. Cada ser humano debe conocer y comprender como es, de que se compone como funciona su entorno natural, físico, mental, biológico y emocional para así integrarse fácilmente no solo a esta sociedad de la información sino también a aquellas venideras, porque recordemos que siempre estamos en constante movimiento y transformación.
Hablando de transformaciones, creo que estas se dan a pasos gigantes en el campo tecnológico, y por esto la forma como el hombre concibe el mundo y su papel dentro de éste, evoluciona de forma lenta y llevada por el paso que le impone la evolución tecnológica. Por esta razón, es necesario que el hombre del mañana este preparado desde hoy para adaptarse rápidamente a los futuros cambios; y a la vez, los hombres que preparamos hoy a los hombres del mañana, deberíamos reflexionar si realmente manejamos los 7 saberes fundamentales expuestos por Morin, para así generar más conocimiento con base en éstos.

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